¿Qué hacer cuando el presente se tiñe del sucio pasado?
Cuándo las agujas del reloj se traban y desaparecen,
Cuándo el humo ya intoxica las paredes y tatúa grises nubes a un cielo humano.
Queda emborracharse de nostalgia,
sufrir las dolorosas ausencias,
comer papel oxidado de lágrimas negras
y
satisfacerse del néctar alcalino que se desborda de los tejidos rotos.
Queda encender velas turquesas y jugar con la frívola llama que dibuja sombras para que la soledad se disipe.
Queda descomponer las antenas y aislarse en una nebulosa de llanto que se atraganta negándose a salir.
Queda masticar recuerdos para regurgitarlos y manchar los alrededores de incongruencias.
Queda tratar de no sentir este sentimiento.
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