lunes, 7 de marzo de 2011

Lluvia

La lluvia cae  y golpea los retazos de espejos rotos que cortan mi imagen.  Mi anatomía desdibujada se funde en el vapor obsceno de las nubes y puedo crear miles de seres que no soy yo. 

Y comienzo a conjugar espejismos fugaces, y transformo el reflejo en una ilusión aleatoria que sonríe mostrando los dientes y frota sus manos en actitud agresiva y desafiante.

La lluvia cae y rebota en mis esperanzas y se tiñe y se desconfigura.  Es una melodía agobiante y monótona.  Sólo el viento puede desarmarla y así choca contra la pared que miro sin ver. 

Y busco escribir tu nombre con agua, pero el declive de tu ausencia borras mis intentos vanos.

Y la lluvia se me antoja caprichosa y tal vez morbosa. 

¿Qué diferencia existe entre una gota y miles?
¿Qué clase de melancolía barata encierra cada lágrima transparente que al hacerse trisas contra el pavimento gime indecorosamente?

Si por un minuto pudiéramos lograr que el agua no tocara el piso,

¿Diríamos que ha llovido?

Porque para saber si llueve miramos hacia abajo y no hacia arriba.  Consideramos que ha llovido cuando vemos el parque mojado o cuando escuchamos nuestros pasos rápidos sobre una vereda mojada.

Entonces se a ciencia cierta que mientras no pueda sentir tu llanto golpeando sobre mi cuerpo, no estas conmigo.

1 comentario:

  1. "¿Quien calcula éstas luchas, éstas pequeñas, grandes renuncias individuales al escribir su historia?
    Se cuentan los sufrimientos, la tortura y la muerte... ¿pero quien se ocupa de contabilizar los desencuentros como parte de la batalla?"
    Tu post me recordó a éste fragmento... A veces se hace muy cuesta arriba.
    Abrazo y que estés bien

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