miércoles, 6 de octubre de 2010

Esta vez para MI

A veces no entiendo a los humanos, un día hay amor, al otro odio; un día hay alegría, al otro tristeza, y así se pueden enumerar cientos de estados cambiantes de los que somos presas nosotros, los humanos.
He aprendido a no esperar nada de nadie, sólo deseo por mi, y este avance o retroceso, dependiendo de la corriente filosófica que sigamos, fue aprendido hace menos de una semana, podría decirse que es una actitud demasiado nueva, pero que voy a sostener, cueste lo que cueste, aunque las lagrimas broten, aunque la piel duela.  No confío, no creo, no espero, no deseo nada de nadie, y eso me hace bien, o es lo que mis células me hacen creer.  Dicen que sólo son necesarios 21 días para crear un hábito y voy a hacerlo.  Nunca vas a leer estas palabras, seguramente no te interesa, y por ende a mi no me interesa que las leas, solo escribo para mi, como ya dije en algún momento de mi vida.  Solo queda dar las gracias, por lo que me diste y por lo que no, por lo que vivimos y por lo que no.  
Ahora todo sigue su curso, como un velero que se sostiene en el agua, movido por las corrientes cambiantes, pero con un timón firme, dirigido por mis manos, esas que solías ponderar y que ahora están olvidadas en mis bolsillos, pero fuertes sobre ese timón que es mi vida.

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